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UJCM: Derroche e incertidumbre

POR: SOLEDAD ORCOAPAZA LUQUE (ESTUDIANTE Y ACTIVISTA)

Qué diría José Carlos Mariátegui si supiera que usaron su nombre para designar a una universidad, cuyas autoridades han lucrado con la educación y jugado con las expectativas de miles de jóvenes. Sueldos dorados que han llevado a la casi quiebra a una casa de estudios, sueños rotos de estudiantes que aspiraron a una carrera, y hoy les gana la incertidumbre por el futuro.

Son 18 mil soles que perciben al mes, los docentes ordinarios de la Universidad José Carlos Mariátegui (UJCM), un monto nada despreciable que no va en concordancia con la calidad educativa que ofrecen. Ahora que la Sunedu denegó la solicitud de licenciamiento, la indignación de la población se ha hecho sentir porque los responsables de esta crítica situación pretenden entornillarse en sus cargos.

Uno de ellos es Delfín Bermejo Peralta, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas Empresariales y Pedagógicas de la UJCM, que haciendo gala de un cinismo colosal declaró que no va a renunciar a su puesto por la simple y sencilla razón que no quiere, es decir, no le da la gana. Con total desparpajo confesó que no está de acuerdo con un recorte de sus ingresos.

Al escucharlo, se me vino a la mente los artículos del gran Amauta sobre la crisis de maestros que hay en el país. El vuelo mental de los catedráticos, no va más allá, de los ámbitos rutinarios de su cátedra. Mariátegui decía las más grandes verdades que hasta hoy cobran vigencia: hay maestros orgánicamente apocados, acomodaticios, desiertos, intelectuales de panteón encariñados con el dinero.

¿Ha sido la UJCM el botín de unos cuantos? ¿A dónde han ido a parar las pensiones de los estudiantes? ¿Quiénes se han beneficiado? Lo que vemos en la actualidad son las consecuencias de la política neoliberal afianzada en la década de los 90 con el régimen fujimorista, en donde la educación se convirtió en un negocio y los estudiantes empezaron a ser vistos como mercancía.

¿La finalidad de las universidades es formar profesionales u obtener jugosas ganancias? Es lo que los alumnos y padres de familia exigen saber, más aún, porque tomaron conocimiento de la propuesta de la ex congresista aprista y actual directora de la Escuela de Post Grado, Hilda Guevara Gómez, de vender los bienes de la casa superior de estudios, algo que por ahora fue desechado debido a la presión de la comunidad.

Otra de las voces que se ha pronunciado ha sido el del camaleónico miembro del Consejo Universitario en representación de los egresados, Luis Miguel Caya Salazar, quien también es consejero regional y ha sido ex candidato al congreso por el partido de César Acuña. Curiosa relación con el dueño de la universidad César Vallejo, que tiene tantas filiales como investigaciones por sus millonarias adquisiciones gracias a “la plata como cancha” que posee.

Caya Salazar quien también coqueteó con el aprismo años atrás, fue entrevistado en Radio Americana por el periodista Eduardo Arias, quien le preguntó si reconoce algún nivel de responsabilidad por lo que viene aconteciendo. Su respuesta no fue nada convincente. Ni una sola autocritica. Su reacción es tardía porque debió haber convocado a los egresados y estudiantes para alertarlos sobre lo que venía ocurriendo. Quizás la fiebre de la reciente campaña electoral lo mantuvo muy ocupado. Hay que recordar que el deber está antes que la conveniencia.

Lo que sí merece destacarse es la actuación de estudiantes y padres de familia, que, organizados en un frente, clamaron enérgicamente contra los malos docentes y por una solución a su problemática. Qué duda cabe que urge vientos de cambio en la UJCM y en otras casas de estudio, porque la crisis universitaria es estructural.

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