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Quellaveco: ¡Los tambores de la tribu reclaman trabajo! (I)

“Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte enseguida a aprender cómo se hace”.

POR CÉSAR CARO JIMÉNEZ

En la historia del ser humano, hay ocasiones en que ciertas palabras y conceptos ciegan o se hacen dogma en el espíritu colectivo, que se resiste a encarar con razones y análisis serios, los sentimientos, emociones y o esperanzas que la mismas despiertan, sobre todo cuando las mismas son enunciadas por “profetas”, políticos y/o empresarios, mayormente poco informados, pero eso sí: ¡Bien interesados!

Una de ellas es el ofrecimiento de trabajo…y en grandes cantidades, como viene anunciándose en estos días, con motivo del anunció del inicio de la fase de construcción del proyecto minero Quellaveco, el cual se encontraba en una fase de obras tempranas, desarrollando infraestructura no minera como el sistema para la protección del río Asana (túnel y barrera), la carretera Moquegua-Quellaveco, y la habilitación de campamentos, entre otros. En dichas obras, ha reportado la empresa, que han trabajado, alrededor de 2 mil trabajadores calificados y no calificados de la región Moquegua; y más de 122 millones de dólares en compras a empresas moqueguanas acumulado desde el 2013 hasta la fecha.

Veamos cuánto de verdad, mentiras o ilusiones hay tras las cifras cuasi oficiales que oscilan entre los once mil a siete mil puestos de trabajo, que dicen que se van a ofrecer en dicha etapa en su hora punta, de los cuales de acuerdo al compromiso Nº 025, el 80% de la mano de obra no calificada provendrá de pobladores originarios del departamento de Moquegua o residentes con un mínimo de cinco años, o casado(a) con Moqueguano(a). Este compromiso también fue materia del Acuerdo N° 5 del Acta del 27.06.12.

Ahora bien, cabe preguntar por el personal no calificado, cuáles serán sus funciones y cuántos se requerirán en estos momentos en que la tecnología según muchos economistas como Rifkin, está iniciando una nueva fase de la historia humana, caracterizada por lo que ya parece una permanente e inevitable disminución de lo que hasta ahora entendíamos por trabajo.

Las actuales cifras de desempleo, a escala mundial, son las mayores desde la gran depresión de los años treinta. El número de personas que carecen de trabajo está creciendo a un ritmo vertiginoso, debido sobre todo a los millones de recién llegados al mercado laboral que se están convirtiendo en víctimas de una nueva revolución tecnológica. (Las computadoras, la robótica, las telecomunicaciones (celulares y/u otros), están sustituyendo rápidamente a los seres humanos en la mayor parte de los sectores económicos, trátese de los procesos de fabricación, de la distribución al por menor, del transporte, de la agricultura o de las diferentes actividades funcionariales. En otras palabras, la gran mayoría de los trabajos van a desaparecer para no volver nunca jamás, pero sin embargo, quizás no debemos perder la esperanza de que, si bien el fin del trabajo puede suponer el final de la civilización globalizada tal como la hemos conocido hasta ahora, quizá también sea el inicio de una gran transformación social que traiga consigo el renacimiento del espíritu humano, haciendo factible el deseo de Kennedy: “Si hubiera más políticos y economistas que supieran poesía y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor para vivir en él” … permitiendo que ya no tuviese vigencia aquella frase de su rival Nikita Kruschev, que irónicamente recalcaba: “Los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río”.

Pero volviendo a Quellaveco y las posibilidades y formas de trabajo, me permito colocar algunos gráficos que perfilan claramente la situación, permitiéndonos comprender el por qué la construcción de la segunda fase del Proyecto, no generará tantos puestos como antaño lo hicieron, Toquepala y Cuajone (Ver gráfico 1)

Es simple: antaño pesaba más en el proceso de construcción la mano de obra acompañada de un pico, pala o balde para remover y/o “votar” la tierra “estéril” o de baja ley, dado que no existían los grandes equipos o maquinarias de hoy, que han aumentado la productividad, a la par que han eliminado innumerables puestos de trabajo. Y dicho panorama no cambiara con la presencia de ministros, asesores e incluso el mismo jefe del Ejecutivo.

¿O acaso no es cierto que en más de una ocasión nos han visitado, prometiendo el oro y el moro, como sucedió por ejemplo cuando se hablaba del gasoducto, los nodos energéticos, la petroquímica, habiéndose formulado y publicado decretos y/o normas que no han tenido resultado. ¿Se cumplió con el Acta que se firmó con ocasión del denominado “Moqueguazo”?… la respuesta es obvia.

Y aquí cabe preguntar, considerando todo lo anterior: ¿qué cifra es la real? ¿La de más de diez mil trabajadores deslizada por el Presidente Vizcarra en compañía de altos ejecutivos de la empresa AngloAmerican; la de nueve mil que dan a conocer en un video oficial o la de siete mil que figura en otro documento oficial?…

¿O damos por cierto lo que la empresa manifestó en el resumen ejecutivo de abril del 2012: El Proyecto Quellaveco no tiene definido la proyección de la fuerza laboral a contratar (número de personal, sueldos, duración del empleo, tipo de empleos, ¿puntos de contratación y capacitaciones y la adquisición de bienes y servicios (proveedores locales e internacionales) que servirán para el inicio de la operación minera? ¿Estos aspectos se definirán al inicio de la operación minera?”.

Empero, lo cierto es que a estas alturas ya debe estar definido el cronograma ejecutivo o plan de desarrollo de la mina, en el cual deben figurar las características y número de personal requerido en cada etapa del proceso de construcción. Dato que debería hacerlo público la empresa, con la prudencia del caso, para no despertar falsas expectativas que traigan problemas de diversa índole a la ciudad capital de la Región Moquegua.

Sin embargo, si nos guiamos por otro proyecto similar como fue o es la ampliación de Cerro Verde, que hoy es el mayor productor de cobre del país, con un rango de inversión similar, (US$ 5,600 millones), tendríamos que pensar que al igual que la mina arequipeña, en Quellaveco, con una inversión estimada de US$ 4,882 millones, en niveles punta empleará cerca de cinco mil trabajadores en la construcción. Y en la etapa operativa, a la luz de lo que ocurre en Cuajone y Toquepala, alrededor de mil setecientos trabajadores estables.

Y en cuanto a la etapa de construcción, al margen del número de trabajadores no calificados y profesionales, pareciera que en principio, con la experiencia de otros proyectos similares, lo que decide la cantidad de personal requerido en un proyecto minero, es determinado por las características del yacimiento minero: “Puede haber dos minas iguales, la misma cantidad de cobre, la misma cantidad de zinc, la misma cantidad de plata y/u oro, los dos en sulfuros, la misma carretera, el mismo ingeniero, el mismo accionista, la misma planta, pero una de ellas está 10 metros debajo de la superficie y el otro a 15 metros, esos 5 metros de diferencia hacen variar totalmente el número de personal, requiriendo hasta de 50% más de trabajadores para mover ese volumen de tierra y eso se multiplica por cuán extenso es el yacimiento”.

Además, el personal requerido en la fase de construcción son mineros canteros/obreros del tratamiento de minerales, mecánicos, enmaderadores,  soldadores, albañiles, electricistas, mozos, cocineros, personal de lavandería, catering, metalurgistas, técnicos en maestranza, técnicos en metalmecánica, electrónicos y  operadores de maquinaria pesada, conductores de máquina para el movimiento de tierras, peones de minas y canteras,  sondistas, peones de la construcción de edificios, técnicos en ingeniería civil, técnicos en administración, conductores de camión de volquete, y por último, ingenieros mineros. (Y aquí cabe señalar que usualmente un 50 % de dicho personal es contratado a través de empresas contratistas, cambiando lo que vendría a ser un costo variable en un costo fijo.

La compañía que terceriza cobra una cantidad precisa, lo cual permite que la minera no tenga que asumir riesgos, por eso hay una fuerte tendencia al uso de contratistas en los últimos años, porque los servicios que prestan generalmente son los de soporte. Actividades relacionadas a la construcción y ampliación de la mina, construcción del campamento minero, refacción de viviendas, son trabajos que no son propios del negocio minero y utilizan maquinarias que no se consideran en el proceso productivo de una mina. (Continuará)

Grafico 1

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