POR: MG. HUMBERTO TOVAR CHAMBILLA
Hace unos días el semanario “Hildebrandt en sus Trece” señaló que una funcionaria pública (la ex secretaria general de Palacio de Gobierno Mirian Morales) pasó de tener un modesto departamento de 60 metros cuadrados en Lince, que le valió menos de 20 mil dólares, a adquirir un lujoso pent-house de 200 metros cuadrados en una zona residencial del distrito Santiago de Surco.
¿Y cómo lo hizo?, ¿recibió una herencia?, ¿alguna donación?
Lo cierto es que la información de Registros Públicos por el semanario citado, indica que, en el 2018, la funcionaria tenía bienes valorizados por 204,854, y que al año siguiente ¿después de un año? ascendió sorpresivamente a S/ 1’314,954.
«Todo está en orden. La información está toda declarada. Solo se publica un resumen, pero todo está declarado», respondió un vocero de la institución donde trabajaba al semanario, al ser consultado por este incremento de patrimonio.
Cabe señalar que el inmueble comprado en un distrito de Lima está valorizado en 990 mil nuevos soles. Para pagarlo, la funcionaria habría solicitado una hipoteca para pagar en 15 años al Banco Continental, no obstante, ha estado depositando pagos por adelantado que oscilan entre los 2,000 y 8,000 nuevos soles mensuales.
Son por estas razones que funcionarios aparecen con propiedades de un año a otro que ellos deben ser investigados pormenorizadamente porque aprovecharse del Estado para enriquecerse debe castigarse.