POR: FRANCISCO PEREA
Un excelente back de buena estampa física y amoldado en su técnica, son las cualidades que llevaron al mollendino Gilberto Pinto Santillana, a lucir con gran éxito las sedas de los principales equipos del sur del Perú.
Su meteórica carrera deportiva se inicia cuando debuta en el club Estudiantes de su tierra natal a los 13 años de edad. Luego de su paso por elencos locales como Boys, Pesca Perú y Deportivo Islay, el “Cabezón” Pinto emigra al fútbol profesional, el medio local le había quedado “muy chico”. Juega por los Diablos Rojos de Juliaca y debido a sus buenas actuaciones el Melgar de Arequipa lo convoca para su primer equipo profesional (1988), militando junto a Martín Gago, Jorge Tapia, Juvenal Briceño, Víctor Gutiérrez, entre otros.
Un año después se va al Aurora de Arequipa y juega con Wilson Ramírez, César Adriazola, Víctor Concha y Genaro Neyra, con el que logra por partida doble el campeonato regional de la zona sur.
Ya en el epílogo de su notable carrera, milita en el Cienciano del Cusco (1993) donde forma la media línea con el chileno Parcko Quiróz, Fredy Suárez y Omar Paliza.
Ha sido más de una década desde que apareció en los barrios del Inclán y Las Cruces, mostrando sus condiciones y dejando huella para las nuevas generaciones. Por eso se considera que Gilberto Pinto pertenece a esa elite de jugadores talentosos, poseedor de un gran don o aptitud natural para la práctica del fútbol que le ha permitido alcanzar un sitial en el historial del balompié mollendino.