- Clasificados -

Analista Julio Failoc: la complejidad del contexto político exigía más inteligencia en la campaña electoral

La proliferación de encuestas en las redes sociales, una más falsa que otra, en las redes sociales está tan desprestigiadas como la clase política. Por el contrario, una encuesta es útil para varias cosas, sobre todo para identificar aspectos claves que no vemos o no podemos identificar en la campaña electoral y que pueden costar una alcaldía o la gobernación regional, según sea el caso.

PRENSA REGIONAL (PR): ¿Que de particular tiene el contexto político en las elecciones regionales y municipales, de qué manera la está afectando? 

JULIO FAILOC (JF): Estas elecciones están enmarcadas dentro de un contexto de sucesivos escándalos de corrupción. Presidentes presidiarios, fugados –uno de ellos vacado por incapacidad moral-, y otros próximos a ir a la cárcel por corrupción; empresarios corruptos (ODREBRECH) financiadores de campañas de los principales partidos políticos, un Congreso con un nivel de aprobación más cercano a cero donde sus integrantes compiten casi todos los días por el “Nobel” de la inmoralidad, y como para ponerle la cereza al pastel, jueces y fiscales corruptos, dando muestras televisivas de que con la justicia en el Perú, todo se vende y todo se compra. Estas elecciones regionales y municipales, salvo en Moquegua, han sido una de las más peculiares de la historia electoral del Perú.

No sólo por el contexto de escándalos de corrupción, sino también por la incapacidad de los candidatos y de sus asesores para entender que estas elecciones exigían más inteligencia y menos sobonería. A un poco más de tres días, la indecisión en los electores alcanza niveles nunca antes visto.

PR: ¿Y entonces porque era tan difícil entender que el eje de campaña de estas elecciones –desde un inicio- tenía que ser la lucha contra la corrupción?

JF: Por supuesto que era ése y no había otro. Unos datos adicionales: el 35% de la población de región sur tiene la percepción de que todos los candidatos son corruptos, el 32% señala que los candidatos no cumplen lo que prometen, y un 20% indica que los candidatos no tienen capacidad para gobernar. Al resto de la población no le interesa para nada estas elecciones regionales y municipales. Les aseguro que el país completo piensa de esta manera.

Es verdad que no todos podían enarbolar las banderas de la lucha contra la corrupción, porque si no miren lo ridículo que se les ve a los fujimoristas hablando de corrupción. ¿Lucen cínicos y sinvergüenzas, ¿no? De hecho, esto sólo podía funcionar con un candidato limpio, sin pasado, sin una denuncia.

En Moquegua solo Zenón Cuevas capturó el mensaje y lo sintetizó así: “La corrupción es incompatible con el desarrollo… tengo 40 años de experiencia y me he conducido con transparencia. Con mano firme y decisión te ofrezco un gobierno sin corrupción”.

En Tacna había varios candidatos que tenían estas características, pero ninguno de ellos se atrevió a hacer de la corrupción un eje de campaña. Lo anecdótico de ello es que cuando se dieron cuenta de ello, todos, como si se hubieran puesto de acuerdo, de manera sincronizada, empezaron a armar sus discursos y hacer eslóganes de campaña en contra de la corrupción. Hasta los comprometidos en actos de corrupción empezaron a hablar de corrupción, haciéndola menos creíble para la población. Al final los electores ya no creen en nadie.

PR: ¿El presidente Vizcarra acertó con sus iniciativas, ¿verdad?

JF: Así es., aprendamos del presidente Vizcarra, en menos de un mes duplicó su nivel de aprobación. No hizo otra cosa que tocar la fibra en lo que la gente percibe la corrupción: la reforma del poder judicial, el financiamiento de los partidos de parte de la empresa privada y la no reelección de los congresistas.

La lectura clara que tuvo el presidente del contexto es un ejemplo claro de lo estamos hablando. Otro ejemplo a rescatar es el último tramo de campaña de Movimiento Regional Firme de Zenón Cuevas, donde dieron un giro interesante y tomaron como eje de campaña la corrupción.

Una muestra de ello fue cuando lanzaron su spot “te ofrezco un gobierno sin corrupción”.  No tengo la menor dudad que esto va a tener un efecto interesante en los resultados electorales.

PR: ¿hablas que las campañas exigían más inteligencia y menos sobonería, algún ejemplo en particular…?

JF: Lástima que la mayoría de los candidatos no hayan tenido una lectura clara del contexto y que el voto duro no era más el voto fiel que tiene un partido y que por el contrario se había convertido en el voto desconfiado y complicado de convencer.

En lugar de desplegar una campaña inteligente, estratégica y creativa que convenza al electorado, prefirieron hacer más de lo mismo: inaugurar bases, darse baños de popularidad en los mercados y ferias, colocar banners y banderitas por doquier, caravanas de autos taxistas.

Y como para ponerle la cereza al pastel, estos candidatos cándidos terminaron por ser atrapados y capturados en una burbuja por los típicos sobones vividores que aparecen en campañas dándoles la fórmula mágica que termina colocándolos a los candidatos en el despeñadero, neutralizando la inteligencia estratégica que requería esta particular campaña electoral.

Se renunció a la inteligencia y a la creatividad, y a cambio de ello se priorizó las encuestas falsas, se recurrió a los troles nefastos, a la anti-campaña y hasta la guerra sucia para descalificar al adversario electoral, enlodando el proceso electoral e incrementando más los niveles de desconfianza en los electores.

No tengo la menor duda que estas elecciones, siendo una de las más complejas, también pudo haber sido la más fáciles de enfrentar, por la sencilla razón de que primó la mediocridad en materia de campaña. Es increíble que los candidatos pretendan resultados distintos si siguen haciendo lo mismo de siempre.

La complejidad del contexto político exigía más inteligencia en la campaña electoral.

PR: ¿Las encuestas falsas, los troles que mencionas influyen o no en los electores…?

JF: Quiero aprovechar esta interrogante para tratar el tema de las encuestas, su uso y abuso, y hasta la violación que hacen de esta herramienta para intentar manipular la voluntad popular. Hasta el último momento, de manera legal e ilegal se van a ir difundiendo encuestas con resultados para todos los gustos, con resultados totalmente diferentes e increíbles, dependiendo de quién las manda hacer o quien paga más. Lo cierto es que esto abona a que la población tenga la percepción de todos los candidatos son corruptos y que la política es el oficio más sórdido.

La proliferación de encuestas en las redes sociales, una más falsa que otra, en las redes sociales está tan desprestigiadas como la clase política. Por el contrario, una encuesta es útil para varias cosas, sobre todo para identificar aspectos claves que no vemos o no podemos identificar en la campaña electoral y que pueden costar una alcaldía o la gobernación regional, según sea el caso.

Es útil por ejemplo para saber en qué zonas o sectores se tiene que afianzar una campaña, ya sea porque está débil o el mensaje del candidato no está llegando. También se puede identificar si la población asocia el símbolo con el candidato. Se han dado casos en que la gente quiere votar por un candidato y termina votando por otro, porque desconoce o confunde el símbolo de un candidato con el de otro.

PR: ¿Y el caso de los troles, influyen o no?

JF: Yo les he llamado maldito trol en un artículo que publique hace algunas semanas. No merecen otro adjetivo calificativo estos mercenarios de la política que -a cambio de unos soles- han enturbiado el proceso electoral, en su mayoría con mentiras que hacen enfrentar a los ciudadanos y que, a su vez, no permiten un debate alturado, de ideas y propuestas, que la población necesita tanto para tomar una decisión final en las próximas elecciones municipales y regionales.

Está claro que estos miserables son funcionales a los candidatos corruptos porque, con la estrategia de enlodar a todo el mundo, la población no le va a quedar otra que votar por los corruptos más conocidos.

Lástima para nuestra querida Moquegua, porque de esta elección depende el futuro de nuestra región, sus provincias y sus distritos. Los troles no tienen el objetivo de captar votos a favor de alguien, sino la de generar desconfianza en el electorado, no obstante, tienen un blanco a quien colocar la puntería: los que ponen en riesgo las posibilidades electorales de quienes los contratan y que desean que el statu quo de la corrupción se mantenga en manos de quienes ya conocemos.

Los troles son mandados y dirigidos por candidatos inescrupulosos y corruptos, los mismos que no solo se limitan a la gente que ya han gobernado Moquegua, sino que también se extienden a candidatos que aspiran a gobernar y que ante la falta de argumentos y propuestas no les queda otra que invalidar a sus contendores con la estrategia de la guerra sucia.

Análisis & Opinión

ANÁLISIS Y OPINIÓN