La propaganda del odio

El esclavista debía estar convencido que el esclavo era inferior a él, solo así lo podía tratar como una “cosa” y no como humano.

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POR: DR. ENRIQUE AZOCAR PRADO

La psicología ha demostrado que las ideas (sean éstas distorsionadas o no) y los esquemas mentales influyen en las emociones. Por ejemplo, las personas que creen firmemente que “los homosexuales”, “los judíos” o «los venecos» son desalmados, ruines, infames, ladrones o pérfidos, tienen más probabilidad de efectuar ataques directos contra estos grupos. Para atacar violentamente a los “otros” se debe creer firmemente que los “otros” lo merecen. De esta manera el agresor encuentra alivio a sus sentimientos de culpa.

Esta es la primera fase de los grandes genocidios. Véase el caso americano: El español conquistador debía estar convencido que el poblador de estas tierras era una especie sub humana, sólo así podía infringirle daño sin sentirse culpable, el esclavista debía estar convencido que el esclavo era inferior a él, solo así lo podía tratar como una “cosa” y no como humano.

Asimismo, los últimos genocidios ocurridos en Ruanda, en Bosnia, en Kosovo, nos ilustran acerca de la gravedad de la penetración ideológica del odio en las mentes de la gente a través de medios de comunicación. La difusión del desprecio hacia un grupo social mediante la propaganda y la difusión del odio sin límites, son los primeros pasos; de allí al ataque directo, a la agresión hay una distancia muy corta.

Todo lo anterior indica la importancia que una sociedad debe otorgarle al control y sanción a la propaganda que difunde odio. Por otro lado, y en vista del peligro que supone la extrema libertad de la que gozan los propagadores de ideologías del odio, es necesario que la comunidad sea intolerante hacia este tipo de mensajes. La intolerancia si es aceptable cuando se dirige hacia los odiadores de cualquier pelaje.

“Nunca esta demás recordar que el héroe de la patria Miguel Grau Seminario probablemente el patriota más grande de todos los tiempos, era hijo de un inmigrante colombino. Nunca esta demás recordarlo sobre todo en estos tiempos”, Y Francisco Bolognesi hijo de Genovés, Hijo del compositor italiano Andrés Bolognesi y de Juana Cervantes, nació en Lima el 4 de noviembre de 1816. Su padre fue el italiano Andrés Bolognesi Campanella, destacado violonchelista y director de orquesta, oriundo de Génova, que llegó al Perú en 1807, estableciéndose primero en Lima y finalmente en Arequipa. Su madre fue arequipeña, llamada Juana Cervantes Pacheco.

¿LA XENOFOBIA EN TACNA EXISTE?

A diferencia de hace 81 años cuando Orson Welles provocó un enorme pánico en la ciudad de Nueva York al emitir un programa de radio donde se simulaba una invasión extraterrestre, en Tacna… hubo una especie de paranoia y pánico social ante la supuesta existencia de “hordas de venecos” asaltando a cuchillo a estudiantes universitarios, a pasajeros de combi y hasta a escolares.

Mi percepción es que, si un loco incendiario hubiera tomado un micrófono de alguna radio “amarillista” y con cierto grado de verosimilitud y verbo violento hubiera animado a la gente a atacar a ciudadanos venezolanos, y con seguridad, tal barbaridad se hubiera producido.

Recuerdo que una distinguida abogada solicitó a través de una red social que todos los ciudadanos den aviso si observaba a más de 2 venezolanos reunidos, pues era casi seguro (decía la profesional del derecho) que se preparaban para robar a tacneños.

En esos oscuros días, otra abogada, compitiendo en maldad con la anterior, había pedido hacer un listado de todo venezolano residente en esta ciudad, sin importar edad, sexo o condición profesional o laboral. Recuerdo también que un estudiante universitario había anunciado su deseo de organizar una olla común con veneno para alimentar a venezolanos. Hasta más de un “tacneño neto” se atrevió a comparar la “invasión venezolana” con la invasión chilena de hace 138 años.

Puedo mencionar otros casos de xenofobia expresada con impunidad en esos vergonzosos días, pero ya habrá otra ocasión.

A diferencia de hace 81 años, donde los especialistas en psicología social tenían que entrevistar a cada vecino de Nueva York para tratar de entender ese fenómeno de pánico colectivo inducido, hoy los estudiosos de psicología social pueden echar un vistazo a redes sociales y allí están – como grabadas en piedra – todas las expresiones de odio, miedo, resentimiento, ignorancia, complejos de inferioridad y malignidad, y que constituyen materia prima para un estudio que haría un retrato psicológico y social de la maldad latente que anida en algunos oscuros corazones.

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