La mala hora de Aduviri

Si errar es humano y el perdón es divino, Aduviri está perdido porque no le será suficiente el perdón de dios.

ESCRIBE JULIO FAILOC RIVAS

No solo mala, sino pésimas las decisiones del gobernador de Puno Walter Aduviri, sucesivas y una peor que la otra. Nunca lo vi cometer tantos errores juntos en tan poco tiempo. Estoy seguro que si se lo proponía no lo hubiera conseguido.

Abrirse tantos frentes con la mayoría de los gobernadores del sur a la vez ha sido un mal negocio, para alguien que alucinaba ser presidente, aun cuanto se tratara de una estratagema para levantar la imagen alicaída de su deficiente gestión al frente de la gobernación regional de Puno.  Pero lo peor ha sido chocar con las aspiraciones legítimas de poblaciones enteras de las regiones de Moquegua, Tacna y Arequipa.

Su mala hora empezó cuando se hizo notoria la ausencia de un equipo técnico solvente y ético que soportara su gestión, sobre todo por la renuncia de su gerente general y de cuatro de sus principales funcionarios a los pocos días de haber sido nombrados. A esto se sumó la iniciativa de reiniciar las obras de la gestión pasada sin presupuesto, que al final terminaron paralizas. Finalmente, como para cerrar el círculo de errores, el maltrato público, en presencia de la prensa, que le hizo a un dirigente adversario de la reciente campaña electoral, hizo explicito su personalidad autoritaria. Esto le costó no solo el cuestionamiento de su comportamiento, sino también un bajón de su popularidad en una parte importante de sus coterráneos.

Ni corto, ni perezoso, no tuvo mejor idea que recurrir a la demagógica “defensa de los recursos hídricos”, como estrategia de movilización y recuperar la imagen de los errores en su gestión, olvidando que no solo se iba a enfrentar con los gobernadores de Tacna, Arequipa y Moquegua, sino también con un sector importante de la población de Puno que residen en estas regiones.

Primero declaró que el proyecto de Vilavilani de la región Tacna era inviable y que no iba a permitir que se extraiga una sola gota de agua subterránea.

Luego mandó a expulsar a Cáceres Llica del auditorio donde se llevaría a cabo una exposición “Agua para nuestros pueblos del sur” organizado por el Ministerio de Agricultura en coordinación con el GORE de Arequipa.

Finalmente, en actitud provocadora, con más de 200 personas, Aduviri generó un enfrentamiento con los funcionarios de Moquegua e izó una bandera de Puno en la zona de Pasto Grande que ambas regiones reclaman como suyo y que aún no se ha definido su delimitación.

Sin embargo, en el conflicto que tiene el Gobernador de Puno Walter Aduviri con Moquegua, algo más que demagogia en la acción de Aduviri. Las zonas en disputa, Tolapalca y Pasto Grande (que reclaman como suyo Puno y Moquegua), son estratégicas por ser “Cabecera” y Cuenca Húmeda, debido a las lluvias intensas y permanente que se dan en estas zonas, en el caso de la primera, además de la existencia de yacimientos auríferos hacia Aruntaya, en el caso de la segunda, lo que las hace atractivas, y por ende, el centro de la disputa de estas dos regiones.

Todo puede tener una justificación, pero no por ello tendrá el perdón de ese sector importante que voto por él y lo hizo ganar en primera vuelta. Si errar es humano y el perdón es divino, Aduviri está perdido porque no le será suficiente el perdón de dios. Si además de ello, la voz del pueblo es la voz de dios, el gobernador de Puno pierde por partida doble, porque dios perdona y el pueblo, no. Finalmente si los errores se pagan con creces Aduviri no solo está perdido triplemente, sino que está muerto políticamente, y que dudo que alguien -con dos dedos de frente- quiera cargar con él.

Una mala hora para alguien que en sus sueños de opio aspiraba a ser presidente y que no le queda otra más que salvar sus cuatro años de gobierno.

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