POR: JULIO FAILOC RIVAS
El último domingo hubo un encuentro -en la ciudad de Moquegua- de los tres gobernadores de las regiones más afectadas por los desbordes de los ríos y las intensas lluvias: Moquegua, Tacna y Arequipa.
Este importante encuentro pasó casi desapercibido por los medios de comunicación. ¡No se oye padre!
Desde muy chico aprendí que lo bueno se reconoce, aun cuando se trate de tu enemigo, y que lo malo se critica, aunque sea tu amigo, pero sin perder la objetividad del aporte constructivo que hace que las cosas avancen. Esto marca de diferencia en épocas de desastre.
El artículo nace de una pregunta de un medio de comunicación y que considero necesario hacer una reflexión en torno a ella: ¿Fue audaz la iniciativa del Gobernador de Moquegua, Zenón Cuevas, de convocar a sus homólogos Juan Tonconi, de Tacna, y Elmer Cáceres Llica, de Arequipa, para discutir la reconstrucción en pleno estado de emergencia?
En lo personal creo que tiene que ver con la visión que uno tenga de la emergencia. Unos la verán como una oportunidad, otros como una amenaza. Todo depende del cristal con que uno lo mire.
Seguramente algunos dirán que la emergencia aún no ha terminado y que lo peor está por venir, que debemos dejar que ésta concluya para iniciar el proceso de reconstrucción. Esperar que cese la ira de la naturaleza en el sur es como cruzar las manos y no hacer nada. Si bien es legítimo esta forma de pensar, también es cierto que esta forma de ver las cosas es concebir la emergencia como una amenaza.
En el sentido opuesto yo creo que la convocatoria a los Gobernadores de Tacna y Arequipa fue más que audaz. Y no sólo la valoro como algo positivo, sino que también lo reconozco como un valioso aporte a la coyuntura y que puede ayudar a ordenar y acelerar el proceso de reconstrucción del Sur del Perú. Percibo que la emergencia es vista por el Gobernador de Moquegua como una oportunidad para el desarrollo.
Contar con un “Plan de Reconstrucción con Desarrollo” que involucre la participación activa de la población afectada y de los sectores públicos y privados, que conduzca el proceso de reconstrucción, es una gran tarea que tiene por delante Zenón Cuevas y que puede marcar diferencia con el norte del país y – ¿por qué no decirlo? – un valioso aporte para el gobierno de Martín Vizcarra, dándole el enfoque de desarrollo y de prevención de futuros desastres que exige este tipo de planes.
Mirar la reconstrucción como una oportunidad para el desarrollo significa edificar colegios y centros de salud colapsados en lugares adecuados y exentos de riesgos, donde la mayoría de la población pueda acceder a estos servicios, con espacios, materiales y equipamientos modernos. Significa recuperar la capacidad productiva agropecuaria de los agricultores en mejores condiciones, con tecnología moderna y cédulas de cultivos con mayores niveles de rentabilidad y mayor capacidad de adaptación al cambio climático. Concibe, también, la reubicación de la población en lugares seguros donde tenga acceso a los servicios básicos, y a terrenos que le permitan continuar sus actividades productivas que desarrollaba antes que les alcanzara el desastre.
Sin lugar a dudas, gran acierto del Gobernador de Moquegua.