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Honor al mérito: ¡Gustavo Valcárcel Salas!

Por: Cesar A. Caro Jiménez

No recuerdo desde cuando conozco a Gustavo. Quizás la vida entera, dado que ambos somos moqueguanos y tenemos desde siempre amigos comunes, muchos de los cuales ya no están con nosotros. Por ello me alegro sobremanera con el reconocimiento que le hará este viernes próximo la Academia Nacional de Historia, en mérito a su innegable, constante, desinteresada y tesonera preocupación por conservar y en muchos casos, recuperar a través de la difusión de los hechos cumbres de nuestra historia y sus personajes más notables, nuestra identidad histórica tan venida a menos en estos tiempos, tarea en la cual también destacó otro ilustre paisano al cual tuve la ocasión de acompañar cuando fue reconocido por dicha Academia, hará unos cinco años: Ismael Pinto Vargas.

¡Gustavo, qué duda cabe, lleva la historia en la sangre y en espíritu!

Y rara avis: no siguió una carrera profesional relacionada con el campo de las letras. Estudió ingeniería química, profesión que prácticamente nunca ejerció merced a su amor por la lectura, las letras y sobre todo la historia, que se reflejan en su bien surtida biblioteca y su aversión a la política y a la mayor parte de los políticos, a los que juzga comparándolos con la figura egregia y ejemplar del mariscal Domingo Nieto Márquez, siempre dispuesto a la defensa de la legalidad y la constitución.

Y aquí cabe preguntarse, cómo Gustavo ha podido sobrevivir e incluso florecer como investigador en un ambiente usualmente hostil a la búsqueda de la verdad, lidiando en muchos casos con burócratas y políticos, intentando ganarlos para la causa de la cultura en lugar de alejarlos. Creo que ha aprendido a negociar con ellos, aunque siempre está listo para renunciar al cargo cuando ya no puede desempeñarlo con eficacia y honestidad.

Y aquí, para finalizar, puedo decir que me precio de tener su amistad y de haber escrito “al alimón” algunas notas con él, al cual, con admiración y aprecio en más de una ocasión, le he dicho que es el único cascarrabias que conozco con un amplio sentido de humor, bien negro, por cierto.

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