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Hacia una minería motor del desarrollo al 2030

Lo que sí sería alcanzable son los clúster minero-metalúrgicos-metalmecánicos locales y regionales que interrelacionarían a las grandes mineras con las medianas, pequeñas y micro empresas a través de los Parques Industriales Tecno-Ecológicos (PITE), sin embargo, desde el gobierno local y el regional es muy poco lo que hasta hoy se ha hecho.

El Perú hoy es líder mundial en la producción minera. Es el segundo productor mundial de cobre (después de Chile), y tercer productor mundial de plata, estaño y zinc. También es el primer productor latinoamericano de estaño, zinc, oro y plomo.

Según la agencia del gobierno ProInversión (Agencia de Promoción de la Inversión Privada), el potencial minero del país es mucho mayor pues, aunque el 11.52% del territorio tiene concesiones mineras, solo el 1.09% de ellas está bajo exploración o explotación” (1).

Es indudable que la minería es la actividad productiva relevante pues aporta aproximadamente el 9% al PBI y un poco más del 50% de las exportaciones del país. Agreguemos que en las dos últimas décadas se dan importantes concesiones y operaciones extractivas no solo del recurso mineral, también del recurso petro – gasífero y ha significado una importante fuente de ingresos para el país.

Sin embargo, al mismo tiempo de su instauración se han incrementado los conflictos sociales que tienen como puntos contrapuestos la incompatibilidad de esta con algunos espacios agrícolas, el uso del recurso agua, la contaminación ambiental y baja o nula responsabilidad social.

¿Cómo hacer que la minería se convierta en motor del desarrollo económico antes que una actividad solo extractiva y de efectos socio – ambientales negativos? Sobre todo, en estos tiempos diferentes, ya no existe la gran bonanza minera, los precios internacionales de los minerales son muy volátiles y la competencia entre los exportadores se ha incrementado, además que la guerra comercial entre las dos potencias China y EE.UU. no aseguran precisión sobre su futuro.

Los que vivimos en Tacna, Moquegua y Arequipa somos testigos que la minería al pagar el impuesto a la renta y regalías genera ingresos al Estado en sus tres niveles y que han devenido en fuente para los presupuestos fiscales que se invierten en obras públicas. Hay algunas opiniones que la minería debería aportar más y será siempre un tema para el debate.

Lo que sí es inmediato es como hacemos que la minería sea una palanca para el desarrollo, como vigilamos que la pretensión se convierta en realidad. Al respecto, anotamos que los gobiernos regionales entre los años 2011 y 2016 recibieron del gobierno central los aportes mineros que les correspondían por un monto de S/ 24,470 millones, que en ese periodo de tiempo ya se evidenció el bajo nivel de inversión de estos pues S/ 14,600 millones (casi el 60% del total) no se gastó. La tendencia, lamentablemente, se ha mantenido en los años siguientes.

Las anteriores consideraciones implican contar con seguras, transparentes políticas públicas. Al respecto ayuda enormemente los Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas planteadas para la minería para el largo plazo como lo es el 2030.

Algunos nos encararan que estos son demasiados lejanos, les decimos que es cierto, que el que escribe y varios de los que nos leen no estaremos en ese tiempo, pero también es cierto que si no tenemos objetivos de largo plazo no sabemos a dónde vamos.

Los países y regiones que se desarrollaron lo lograron porque siempre supieron donde marchaban, nada se hace a ciegas. Para que la minería se convierta en factor de desarrollo debe estar interrelacionada con la gestión pública en el cierre de las brechas en infraestructura básica: agua, electricidad, vías de comunicación, abastecimiento de alimentos.

Para ello, requerimos reunirnos, dialogar, concertar, acordar, establecer las políticas públicas que aplicaremos en el corto plano y mediano plazo (Véase cuadro 01). Por ejemplo, lo inmediato es el uso eficiente de los recursos públicos, todo lo que se presupuesta debe gastarse de manera eficiente y tener un efectivo efecto en el empleo y generación de ingresos. Empezar a irrigar las lomas de Ilo, mejorar el puerto entre tantos.

Las políticas públicas planificadas se cristalizan en construcción de obras y proyectos de desarrollo de capacidades en cada ejercicio anual de trabajo. Y así como la subida de una escalera llegaremos a la cima del 2030. Un tema a discutir es el lograr darle valor agregado a la minería. Decimos discutible porque la mayor parte de las actividades productivas mineras son de producción primaria (materias primas minerales) y están comprometidas con fundiciones y refinerías extrajeras de alta tecnología. Se tiene que estudiar el tema para asegurar su factibilidad.

Lo que sí sería alcanzable son los clúster minero-metalúrgicos-metalmecánicos locales y regionales que interrelacionarían a las grandes mineras con las medianas, pequeñas y micro empresas a través de los Parques Industriales Tecno-Ecológicos (PITE), sin embargo, desde el gobierno local y el regional es muy poco lo que hasta hoy se ha hecho, para algunos de ellos es un tema totalmente desconocido y sin ninguna prioridad. Lamentablemente.


HOJA DE RUTA PARA LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SUSTENTABLE (ODS)

POLÍTICAS PUBLICAS DE ALTA PRIORIDAD AL 2030

Cerrar brechas de infraestructura pública de primera necesidad en el corredor económico minero Apurímac-Cusco-Arequipa-Moquegua, a partir de un redireccionamiento de las rentas mineras no ejecutadas por los gobiernos regionales.

Promover acuerdos multilaterales de asociatividad entre actores del sector privado, sector público y la sociedad civil para el uso de infraestructura compartida multiusuario y multipropósito en el corredor económico Apurímac-Cusco-Arequipa-Moquegua.

POLÍTICAS PUBLICAS DE BAJA PRIORIDAD AL 2030

Establecer acuerdos con las empresas mineras para la reinversión de parte de sus utilidades en la modernización de sus centros de refinación y fundición, en cumplimiento con la legislación sobre ECA.

Fuente: “Agenda al 2030; La Minería como factor de desarrollo económico de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”

  1. «La mejores (o peores) prácticas para la extracción de recursos naturales realizadas en Latinoamérica» Cynthia A. Sanborn y Juan Luis Dammert B.

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