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En tiempos del COVID-19: el líder y  el idealista

Escribe: Wilfredo Mendoza Flores

En estos tiempos de coronavirus que nos ha causado problemas de salud y de producir una crisis económica en los hogares pese al apoyo económico del Gobierno que no alcanza a otros también situación de pobreza;  además de revelar las limitaciones y carencias del sistema de salud sanitaria, ha desnudado también a la persona común y corriente tal como es, que finge, disimula y aparenta: pero principalmente a los gobernantes y funcionarios del sector público que evidencian la falta de un liderazgo, compromiso y entrega al trabajo; pero sobre todo pone ha descubierto su ego personal con sus limitaciones y debilidades que lindan en el terreno de la mediocridad.

En el mayor de los casos, se generalizan los conceptos, críticas y cuestionamientos con razón o sin ella. Los fundamentos son sesgados, tergiversados y mayormente sin haber contrastado las acciones y hechos coyunturales. Es que la confianza se pierde en aquel que solo anuncia, pregona con diatribas con el objeto de afirmar la credibilidad, cuando en el fondo, todo es mentira y hábiles engaños; pero es el tiempo quien descubre la verdad.

Reitero, en estos momentos de zozobra emocional por el hecho de estar inmovilizado de manera obligatoria en el domicilio y en una latente crisis económica; existe la esperanza de que todo esto acabe y de nuevo retomar la normalidad. Al respecto las autoridades y funcionarios de élite del gobierno regional y de las municipalidades tienen la oportunidad de mostrarse a plenitud desde el cargo que desempeñan retribuyendo la confianza otorgada por el titular de la entidad estatal y éste retribuir la confianza que el pueblo lo ha otorgado.

Pensar por ejemplo en reiniciar los trabajos en las obras de interés regional y local, proyectar cómo va ser el transporte del público en buses que garanticen el no contagio del virus, establecer las estrategias de consumo y venta de productos en ferias y mercados evitando la aglomeración de la gente etc.

Entonces, surgen las preguntas e inquietudes. ¿Qué pasa con las autoridades cuando asumen sus cargos? ¿Es que, no pueden decidir sobre asuntos burocráticos de la administración? ¿Ignoran o no tienen conocimiento del engranaje administrativo referido a manejos presupuestales, control, supervisión, recursos humanos, comunicación, relaciones públicas etc.? ¿Les queda muy grande el cargo para el que han sido elegidos democráticamente? ¿O no tienen un equipo de asesores que no dan talla o aducen tener maestrías y doctorados, dicen para articular hechos? Y, donde está la iniciativa, la creatividad y la experiencia que pregonan tener.

En este sentido para dar cercanas respuestas, me permito hacer recordar a quienes ejercen cargos de confianza y de gran responsabilidad que deben imbuirse sobre lo que significa liderazgo y ser un líder que debe poseer una gran visión,  una clara orientación hacia la búsqueda de satisfacciones de manera permanente para ejercer el poder transformador y habilidades que debe poseer una sólida formación filosófica con definiciones de valores de orden superior acordes con una sociedad más justa y humana, evitando errores, protagonismo, respetando los derechos, desarraigar la ambición desmedida, la degradación del ser que muestra la inutilidad de existir cuando solamente se quiere acumular el poder.

El paso inexorable del tiempo borra a los líderes de barro y solo aquellos que han aportado valores de orden superior permanecen inexorablemente en la generación emergente, reconociendo las cualidades propias de un líder institucional, empresarial, gremial, etc. que lo ha llevado a buscar y alcanzar objetivos y metas debidamente planificadas, demostrar haber sido un verdadero impulsor y promotor de valores cumpliendo con su misión acorde a las tareas asignadas y el compromiso adquirido pensando de que la vida es demasiada corta y de esa forma habrá justificado su existir y la remuneración que ha ostentado.

El saber que la vida, la de usted y la nuestra, tiene una razón, un sentido existencial, el sabernos constructores de un nuevo orden social, el reconocerse protagonista de un cambio que registrará la historia, alienta a esta nueva generación que está comprometida consigo misma, con su tiempo y con su comunidad. Todo ello, realmente se traduce en un idealismo, tal vez, imposible; pero preguntémonos qué necesita un idealista o quien es el idealista. Veamos:

. Idealista es aquel que comprende que su misión se inicia donde su responsabilidad termina.

. Idealista es aquel que está firmemente convencido que lo imposible es posible, es el que tiene el don de ver las cosas como deberían ser, pues sus pies están en la tierra y su mirada en olas estrellas.

. Idealista es quien lucha incansablemente por lograr su sueño y vive permanentemente su pasión; pues no le importa el tiempo, sabe que al final vencerá.

. Idealista es aquel a quien le duele profundamente la enfermedad, el abandono en que vive el ser humano, el que no tolera la injusticia y siente profundamente la miseria, vive lastimado al contemplar la destrucción de la naturaleza, el que siente en carne propia una herida abierta profunda en cada niño, que sin importarle a nadie, ha hecho de la calle su morada.

. Idealista es aquel invencible que tiene la firme convicción de que en su pueblo se halla su propia realización y es esta la única forma de heredar su espíritu a la humanidad y muere en paz devolviéndole a Dios la esencia de su creación.

Entonces la pregunta. Usted conoce a alguien con esos atributos e ideales. Páseme la voz por favor. Mientras tanto quedémonos en casa, Solo salir del hogar, en casos muy urgentes y necesarios.

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