En busca de cherete a los 30

POR: MG. GLORIA IVONY MAYNAS ESPÍRITU (ESPECIALISTA EN GESTIÓN PÚBLICA)

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Me reuní con mis amigas en uno de los centros comerciales más concurridos de Lima; mientras bebíamos nuestra taza de café, se preguntaban, ¿qué será llegar a los 30?, en voz alta una de ellas dice: “debería ya estar casada y con hijos” y la otra responde, “pero ya te casaste con tu trabajo y tus logros son tus hijos” y de pronto se vino un silencio profundo.

El silencio advertía los años vividos y las cosas que se logró conseguir.  Mirábamos a nuestro alrededor, la mayoría con sus parejas a lado y otros acompañados por su retoños – ¿Por qué se preguntan eso?, me dije, sorprendida.

Porque necesitamos al cherete – dijo una de ellas entre (risas)

Mientras se reían, vinieron a mi mente, los recuerdos de mi niñez: Estaba jugando a la profesora; mis alumnos sentados en cada piedra y la pared de madera como pizarra, el carbón como tiza, cuando voltee a llamar la atención a unos de mis alumnos, vi al mismísimo saiyajin, gritando: Te volteare el cuello como exorcista sino desapareces ahora mismo.

Nunca había sentido una adrenalina similar, corría junto a mis alumnos por nuestras vidas, mis piernas se alargaron de una forma inexplicable, en ese momento el rostro de mis alumnos, todos de 09 años, parecía como si hubieran visto al ‘tunche’, y de lejos la veía balbucear y se oía como eco – ahorita los alcanzo.

Llegó la noche, tenía que entrar a casa, creí que no había nadie y de repente ella apareció, y yo solo atiné a decir:

Ya no volveré a pintar la casa de madera con carbón – entre (llanto)

Ella me miró y dijo, estas castigada durante un mes.

Al día siguiente, supe que mamá viajaría a Huánuco, al promediar las 2: 00 pm. La vi salir con su maleta previo encargo dejados a mi papá, y, corrí donde el mecánico para alquilar una bicicleta por una hora, acompañada de mis vecinos de la misma edad. Otra vez para mi mala suerte, de lejos veo un cinturón dirigiéndose hacia mí, no dejaba de pedalear, apenas respiraba, por suerte logre huir nuevamente.

La noche me alcanzó, como sonámbula daba vueltas por la casa de mi madre y mi hermano menor de 08 años, me dijo: mamá te va a pegar, yo no sé, ¿para qué sales?, ya vez, yo te dije – (repetía una y otra vez).

Entrando a casa, tuve una idea fabulosa, me puse dos pantalones de lana y dos chompas de lana – y cuando me vio mi madre se rio y todos en casa se contagiaron de risa – pobre el marido que le toque, dijeron entre (risas).

Regresando al tema – ¿qué será llegar a los 30? concluimos que, nada nos debe de importar; la editora de fucsia.co, María José Marroquín dice: “no hay que demostrar nada a nadie en medio de tanta apariencia”, siempre habrá algo que nos va a faltar y la gente tendré siempre algo que criticar, ni modo al que no le guste que no mire.

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