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Covid-19: Letalidad y recesión

Las predicciones expuestas son muy próximas a las evidencias de las informaciones estadísticas actuales. El número de fallecidos para comenzar a disminuir el incremento de la letalidad es de 630 personas y la fecha probable sería el 25 de mayo.

¿Hasta cuándo la pandemia?, ¿Cuál es el principal efecto? se preguntan muchas personas. Hay al respecto miles de respuestas y algunas sin sustento objetivo. En nuestro país al respecto son pocos los estudios que se han realizado para estas interrogantes.

Una primera que encontramos ha sido realizada por un equipo de docentes Valdivieso, Bayes, Sal y Rosas de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) a inicios del presente mes investigaron el comportamiento de la letalidad de COVID 19 en nuestro país “(Modelado de tasas de mortalidad debido al COVID-19: un enfoque bayesiano) en donde se plantearon tres escenarios y por supuesto que escogieron el de menos margen de error y basaron su investigación en modelos aplicados en la China.

Las predicciones expuestas son muy próximas a las evidencias de las informaciones estadísticas actuales. El número de fallecidos para comenzar a disminuir el incremento de la letalidad es de 630 personas y la fecha probable sería el 25 de mayo (Véase gráfico).

Para seguir asegurando la tendencia sea descendente es crucial no bajar la guardia de la aglomeración de personas, el cumplimiento de las normas sanitarias y la efectividad de los programas de ayuda social.

Si bien los porcentajes de mortalidad en Moquegua y en nuestro país son más bajos que la de otros países, no es menos cierto que las condiciones para multiplicarse son muy elevadas. Por supuesto que siempre habrá un margen de error, sin embargo, es notable que estamos en días decisivos para alcanzar el punto de cumbre de inflexión y volver a recobrar de a pocos la normalidad conviviendo con efecto de la corona virus hasta por lo menos el próximo año.

Otro estudio realizado son las proyecciones del Banco Mundial “The economy in the time of COVID 19” en la que se afirma que este año nuestro Producto Bruto Interno (PBI) decrecerá al -4,7%, será una de las caídas más grandes de nuestra historia.

Los efectos en el empleo e ingresos serán catastróficos y, sin embargo, si la política fiscal de la ayuda social es eficiente, si encapsulamos la enfermedad, si todos nos integramos a reactivarla el Banco Mundial proyecta que el PBI en el 2021 crecería en 6.5% y 3.5% el 2022. Aquí es la oportunidad de los científicos sociales de cómo asegurar menos desgracias a la población vulnerable. Hoy la experiencia nos está demostrando que se tienen que acortar las diferencias de distribución de la riqueza y reducir la informalidad no solo en las micro empresas, también en toda nuestra vida diaria.

Respecto a la recesión los investigadores españoles también aportan su experiencia. El estudio “La macroeconomía de las epidemias” de Eichenbaum, Robelo y Trabandt se refieren a la interacción entre las epidemias y las decisiones económicas. Indican que los sacrificios de reducción de nuestro consumo y trabajo en la cuarentena a la larga reduce los efectos de la gravedad de la pandemia en el número total de fallecidos. Pero al mismo tiempo incrementa profundamente la recesión económica, Ella significa disminución de la producción, empleo, inversión y polarización social.

Apoyo Consultoría indica que el índice de confianza para invertir bajará a -76% y el desplome será rápido y como siempre para los neoliberales la varita mágica son los proyectos mineros. Para nosotros es importante la inversión minera pero no debe ser la única propuesta pues el contexto internacional bajara la demanda de minerales. Las alternativas deberán ser más integrales, comenzar por diversificar la producción, atraer la inversión privada que multiplique otras actividades empresariales, gasto público totalmente eficiente con cero corrupciones, el reimpulso de la micro, pequeña y mediana empresa con créditos accesibles a la coyuntura.

Agreguemos otras medidas sanitarias, educativas, sociales y ambientales que deben ser producto del debate, dialogo y estudios. Eso es lo importante, abrir el escenario para crear nuevas ideas y no quedarse en las viejas recetas. Allí comprenderemos si hemos aprendido de la experiencia COVID 19 o nuevamente se nos pasa la historia por la cara y no nos recreamos para lograr asegurarnos ante los embates de esta y otras pandemias que se aproximaran.

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