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Coronavirus: la nueva guerra

Moquegua no tiene todavía casos de infectados, ello no quiere decir que no los va a tener, siempre habrá la posibilidad de que alguien lo tenga y que se manifieste en los próximos días sus afectaciones.

Estamos viviendo una nueva guerra mundial. Esta vez no es entre humanos por dominio de espacios geográficos y reparto del mundo por intereses económicos y políticos. El enemigo es invisible y fruto de nuestros pecados contra la naturaleza. Es un virus con corona que ataca nuestro sistema inmunológico, no discrimina edades, clase social, sexo o fronteras de países; elimina a los de menores defensas sin demora y piedad.

No será la primera vez que a la humanidad le ocurre enfrentar las plagas, en el viejo testamento de la Biblia se narra las 10 plagas del enojo divino derivadas por la esclavitud de los judíos. Los libros europeos registran otras como la peste negra ocurrida en el Siglo XIV con la muerte aproximada de 200 millones de personas, la causa la bacteria Yanina derivado de un virus como el ébola que rebroto en posteriores siglos.

En la época romana la plaga Antónima con 5 millones de muertos, en el I siglo después de Cristo la plaga Justiniano con 25 millones de muertos; la Gripe Española en 1918 con 50 millones de muertos y la no muy lejana de 1981 a 2012 VHD/SIDA con un aproximado de 30 millones de muertes.

No dejaremos de mencionar las que vinieron con los españoles a América que diezmo la población aborigen. Se vencieron a estas con las investigaciones científicas, con la aplicación de políticas públicas de salud y el cambio radical de las buenas costumbres y hábitos de higiene.

En este siglo entre bacterias y virus más se investiga sobre estas últimas emergentes como el Síndrome respiratorio agudo severo (SARS) que es causado por un nuevo tipo de coronavirus que tienen procedencia en animales. La fiebre hemorrágica de Marburgo que tuvo su  brote en Angola en el 2004. El virus del Ebola afecto en el 2014 a 2000 personas con el 90% de mortalidad.

La gripe Aviar que afecta a las aves e indirectamente también implica al humano con fiebres y hemorragias, se localizó en algunas ciudades de la China. La fiebre del Dengue trasmitida por los mosquitos tiene larga data y sigue afectando personas. Estas y otros virus han ocurrido en los últimos años y se han propagado en varios países, algunas de ellas han sido frenadas con vacunas, tratamientos y cambio de los hábitos de limpieza y aseo no solo individual sino también social.

Es indudable que el coronavirus (COVID-19) es el que ha alarmado a globo terráqueo actual por su efecto exponencial y por la carencia de una vacuna para su eliminación o menguamiento. Las armas inmediatas que tenemos para evitarla son el aislamiento y la limpieza permanente. Las medidas tomadas por el gobierno central son acertadas y oportunas. Si se cumplen con disciplina los resultados se reflejarán en la disminución de los afectados y amortiguación de su propalación.

Un resultado contrario y nefasto podría ocurrir si los ciudadanos y autoridades toman decisiones contrarias como es el caso del alcalde de Moquegua que no se adecua a la emergencia y flexibiliza la cuarentena autorizando aglomeraciones de contaminación.

Moquegua no tiene todavía casos de infectados, ello no quiere decir que no los va a tener, siempre habrá la posibilidad de que alguien lo tenga y que se manifieste en los próximos días sus afectaciones.

Un matemático argentino difundió una fórmula para entender que luchar contra el coronavirus depende de nosotros mismo y propone la fórmula para comprender como se frena su reproducción exponencial.

Dice que para calcular los próximos afectados (In+1) debemos multiplicar el número de los actuales afectados por otra multiplicación el Promedio de personas expuestos a contaminación (E) por la probabilidad de contagio (P) más uno (+1). Esta fórmula In+1=In*(E*P+1) nos indica que E y P deberán ser cada vez menores si es que los infectados se reduzcan, esto es el promedio de personas expuesta a contagio y la probabilidad de contagiarse, para que estas se reduzcan tenemos que estar aislados en limpieza por el tiempo que sobre vive el virus.

Como decíamos es una guerra atípica, nuestras mejores armas son las decisiones políticas y su nivel de acatamiento. Cuarentena y aislamiento efectivo con sus excepciones. Facilitar y asegurar la cadena alimenticia desde el productor al consumidor.

Si bien hay una atención al ciudadano en pobreza y en extrema pobreza que según la estadística de Moquegua son menores a otros departamentos, no debe dejarse de lado a los sectores medios que, si bien no son pobres, ganan ingresos día a día y hoy están afectados por la restricción de sus ventas o servicios. Ellos son en general informales (70% de la economía local) y si no comen son más vulnerables a la enfermedad. En esta misma situación están los extranjeros a los cuales también debemos atender.

En el otro extremo está la ciencia, su aporte a la nueva guerra es trascendental, la vacuna es urgente construirla. Las grandes universidades del país tienen que realizar investigaciones, no basta con cerrar sus puertas, sus laboratorios deberían estar activos.

Nos da gusto que Ingenieros y médicos de la PUCP investigan y proponen fabricar 100 ventiladores pulmonares para los infectados y Científicos de CONCYTEC trabajan con Inteligencia Artificial (IA). La big data y la supercomputación para abreviar los cálculos de anticuerpos que podrían atacar el virus y eliminarlo.

Esta es la guerra solidaria entre países, entre todos los estratos sociales para vencer al virus. El ejemplo de China es un serio referente, no así las indecisiones de Italia y España. Es también el llamado a los indiferentes, egoístas, individualistas e irresponsables que viven en la estratosfera. Les ha tocado la hora de bajar a la tierra porque de por medio esta la vida de todos.

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